INTÉNTALO UNA VEZ MÁS

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En cierta ocasión, el periódico Wall Street Journey publicó una serie de artículos titulada "Crisis de los ejecutivos", y uno de los relatos presentados fue la historia de Jerald H. Maxwell, un joven contratista fundador de una empresa próspera de Alta tecnología.  Durante algún tiempo se consideró a Maxwell como un genio financiero. Pero solo durante un tiempo, ya que  tuvo un colapso en su empresa y se le desmoronó una vida que parecia segura.

 Por primera vez en su vida Maxwell se sintió fracasado, y eso lo destrozó y este sentimiento de derrota lo conduce a un colapso emocional, llevando a su esposa y a sus cuatro hijos en su caída. Lo único que deseaba era morirse.

 Pienso que cada uno de nosotros en alguna etapa de nuestra vida, nos hemos sentido sino fracasados, si, con un dejo de derrota; cuando no se dieron las cosas como esperábamos,  Cuando nuestro negocio quebró,  o nuestro  matrimonio está colapsando, quizás nuestra familia es un desastre. Cuando siento que no tengo fuerzas para seguir luchando y me quiero dar por vencido.

Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido  de ellas, lavaban sus redes.Lucas 5:1-2. Si nos damos cuenta Jesús llega al lago, y vio las dos barcas las cuales estaban cerca de la orilla. Ya no estaban pescando porque los pescadores lavaban las redes. Y entrando en una de aquéllas barcas, la cual era de Simón,  le rogó  que la apartase de tierra un poco; y sentándose,  enseñaba desde la barca a la multitud. Lucas 5:3.  Jesús no llega a nosotros por casualidad, dice su palabra que Dios cumplirá su propósito en nuestra vida y Jesús sabía que esa barca era de Simón Pedro, de ahí que le ruega que mueva su barca , para poder sentarse  y desde ahí enseñar a las gentes que lo estaban siguiendo. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echa tus redes para pescar. Respondiendo Simón,  le dijo: Maestro, toda la noche hemos trabajado, y nada hemos pescado; más  en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho,  encerraron gran cantidad de peces, y su Red se rompía.  Entonces hicieron señas  a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Lucas 5:4-7.

Déjame decirte que Dios siempre llega en el momento preciso a nuestra vida, en la peor crisis, en el caos, en la derrota o en el mayor fracaso. 

Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos, Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros pecadores.  Romanos 5:6. 

Así es; Dios llega en el momento oportuno; y en esta historia, Simón y los otros pescadores habían estado toda la noche trabajando y no habían sacado ningún pez. Jesús pudo darse cuenta que ellos estaban cansados, y ya se habían dado por vencidos,  como muchos de nosotros nos hemos sentido y quizás ya no queremos seguir luchando. Pero Jesús les dice Boga mar adentro y echa tus redes para pescar. En otras palabras Inténtalo una vez más,  pero tienes que remar para que la embarcación se mueva, tienes que luchar más,  usa otras estrategias.Los pescadores ya habían intentado pescar , pero Jesús  les dice, vuelvanlo hacer. Simón le dice Señor a pesar de haber trabajado toda la noche y sin resultados,  en tu palabra echaré la Red de nuevo, en tu nombre Jesús lo voy a intentar una vez más.  Cuando Simón obedeció a Jesús,  tuvo la mayor pesca que hasta ese momento en su vida había tenido. Déjame decirte que nuestro Dios es el Dios de las oportunidades, El siempre está dispuesto a darnosla. Dice su palabra que a una persona con un corazón sincero y con buenas intenciones,  nuestro Señor lo escucha, no lo rechaza y suple su necesidad. 

Ramón se encontraba en la cárcel, se sentía muy desesperado, estaba siendo víctima de vejaciones de parte de otros reos, los cuales tenían el control de ese lugar. Una noche cuando más abrumado y triste se sentía,  se hinco y ora así  Dios, no se si existes, pero si estás vivo, si existes, si eres Dios; sácame de aquí Cuando Ramón terminó de orar se levantó diferente, con paz. Los que lo molestaban ya no lo volvieron a hacer; y en poco tiempo salió  por buena conducta. Retomó su profesión y es una persona que ayuda a otros que se encuentran en situaciones parecidas a las de el.  Sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que el existe y que Dios recompensa a los que lo  buscan con sinceridad. Hebreos 11:6. 

 Me encontraba en el hospital, con un cuadro difícil.  Era mi primer embarazo, tenía siete meses de gestación , pero los bebés  (eran dos) tenían alrededor de un mes muertos.  Por lo que me indujeron el parto. Pero a los cuatro días de intentarlo, estaba con mucho dolor y no tenía dilataciones. Los doctores hablaron con mi esposo y conmigo y nos dijeron que me tenían que hacer cesárea, porque estaba ya muy lastimada y los bebés no salían;  pero nos dijeron que no era recomendable que volviera a tener hijos, porque al estar muertos los bebés y no tener movimiento  iban a cortarme mucho, para llegar a ellos. Mi esposo le dijo que mi salud en ese momento era lo más importante. Cuando mi esposo sale con el doctor para firmar la orden de cirugía;  en ese momento me acordé de Dios, de todos los milagros y sanidades que desde pequeña había visto.  Le pedí perdón por mis pecados y le pedí una oportunidad;  Quería tener más hijos. Cuando terminé  de orar, inmediatamente se vino un bebé y después el otro. Dios hizo el milagro, Dios me dio una oportunidad. Durante algunos meses estuve en revisión ya que por lo que había pasado debería haber tenido una severa infección.  Estaba sana y después pude volver a embarazarme de mi primera hija, y después vinieron dos más. 

Sentí en mi corazón ir a visitar a una mujer que se encontraba muy enferma en el hospital. Tenía cáncer, y el cuadro no era muy favorable. Me encontré con su esposo, el cual se encontraba muy triste, desanimado y ya sin fe. Le empecé a hablar de él amor y el poder de Dios; y de como el también tiempo atrás había sanado de una enfermedad.  No le pude levantar el ánimo y subí a mirar a su esposa. La encontré muy triste, porque su hija iba a tener un bebé en otro país  , y ella no la podía ayudar ni su esposo porque la estaba cuidando a ella en el hospital. Ya tenía meses ahí  y no mejoraba sino lo contrario empeoraba. Le dije" Porque no le pides una oportunidad a Dios. Pero prometele que vas a hacer lo que hasta aquí no has hecho por ser mejor" Ella me contestó " Siempre le he tenido aversión a los hospitales; pero si Dios me sana y salgo de aquí, voy a venir a visitar a los enfermos, darles palabras de aliento y orar por ellos". 

 Ore por ella, y me fui. Al poco tiempo salió del hospital, la fui a visitar a su casa y estaba muy contenta, pero todavía no la daban de alta médica de el  cáncer. A los pocos meses la dieron de alta. Y su esposo me dijo "Hicimos un compromiso con Dios, el ya cumplió y nosotros también vamos a cumplir" En estos momentos los dos se encuentran visitando a su hija y a sus nietos.

¿ Cuantos de nosotros necesitamos una nueva oportunidad? ¿Cuantos de nosotros necesitamos intentar de nuevo aquello que no  hemos podido hacer, conseguir, restaurar, sanar? aquello que ya parece muy lejano y hasta imposible. Quizás nos sentimos como Simón Pedro y los otros que se encontraban con él, cansados, frustrados, sin esperanza y hemos decidido no intentarlo más.  Aquí la clave fue que al pedirles Jesús permiso se subió a la barca. De la misma manera   Jesús llega a nuestra vida y primero nos pide permiso de entrar a nuestro corazón y ser nuestro Dios y Señor Yo estoy a la puerta de tu vida, de tu corazón y te estoy llamando, si tu oyes mi voz, voy a entrar a tu corazón, a tu vida y tendremos  una relación, tu serás mi hijo y yo seré tu Dios Si hay alguien  nos conoce y sabe nuestras necesidades integrales es el, y es en esos momentos de frustración, de derrota, de cansancio, de fracaso  que nos dice Inténtalo una vez más,  metete más adentro, lucha, cambia de estrategia. Y tu contestale Señor ha pesar de sentirme cansado, sin fuerzas y sin fe, en tu palabra, en tu nombre lo voy a volver a intentar.